En un nuevo Diálogo para la justicia educacional, abordamos el uso de pantallas en niñas y niños, su impacto, forma de abordarlo en las familias y la oportunidad que ofrece en Educación.
El encuentro tuvo como panelistas a Pamela Rodríguez, jefa de carrera de Educación Parvularia UC; Magdalena Claro, directora del Centro de Estudios de Políticas y Prácticas en Educación (CEPPE); y Pablo Escobar, investigador del Centro de Desarrollo de Tecnologías de Inclusión (CEDETi), con la moderación de Pamela Soto, investigadora del Centro Justicia Educacional (CJE).
En la instancia, se abordó el aumento del uso de pantallas durante la pandemia de Covid-19 por parte de niños y niñas, el que es un fenómeno que está presente a nivel mundial y que ha preocupado a organismos internacionales como la Unicef.
En esta línea, Pamela Rodríguez remarcó la necesidad de situar y recordar el contexto de encierro en que ocurrió este aumento en el uso de pantallas, donde “muchos descubrimos la tecnología como una forma de mantenernos vinculados”.
Asimismo, sostuvo que antes de intentar tomar posiciones binarias sobre si es bueno o malo el uso de pantallas, es importante mejorar las interacciones entre adultos y niños, ya que esto “permite generar interacciones significativas y modelar, porque los niños y las niñas imitan a los adultos”.
Por su parte, Pablo Escobar destacó las directrices que entregó la Academia Americana de Pediatría en relación a las otras actividades que realizan niñas y niños, como el tiempo dedicado a la actividad física y el tiempo y calidad de sueño y descanso.
Magdalena Claro coincidió en la idea de reconocer que estamos insertos en una época donde tiene mayor importancia que antes lo digital y donde hay un mayor uso de tecnologías. En este sentido, llamó a que “preparemos desde los primeros años para hacer un uso positivo y sano, que sea integrado con otras actividades y no reemplace otras actividades”
“Muchas veces reaccionamos desde el pánico moral y entonces intentamos prohibir todo y condenar las prácticas de los apoderados cuando hacemos lo que podemos y el punto es cómo alfabetizamos”, agregó.
Así, enfatizó que desde la academia se puede aportar en orientar sobre los límites, los contenidos que se pueden revisar que tengan un impacto positivo para la educación y formas de mediar y acompañar este uso de pantallas y tecnologías.
Es justamente esta guía a las familias la que se puede encontrar en el documento elaborado por la Línea de Inclusión para el Desarrollo del CJE, llamado “Efectos de las pantallas en niños y niñas menores de cinco años: Orientaciones dirigidas a padres y madres para su uso”.
Esta serie de recomendaciones fueron abordadas y profundizadas por la investigadora Pamela Soto en un contacto en vivo en Cooperativa Ciencia.
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