Carolina A. Navarrete G. e Ignacia Saona – Línea Inclusión BioSocioCultural
Ante las crisis multisistémicas presentes en nuestro mundo contemporáneo, nos encontramos en escenarios políticos, económicos, sanitarios y educativos complejos que requieren de miradas críticas, reflexivas y propositivas. Pareciera haber un acuerdo general respecto a que el ser humano ha sido responsable de la debacle medioambiental actual, entrelazada con las desigualdades sociales globales y las migraciones forzadas masivas. Siendo el antropoceno el escenario con el que nos toca lidiar, se ha ido tomando conciencia respecto a que la sustentabilidad debe ser el horizonte de desarrollo hacia donde orientar nuestras iniciativas de acción. Frente a este contexto, en que la sociedad necesita de la empatía y del trabajo colaborativo para regenerar el sistema (Riestra Puga, 2020) es importante avanzar hacia un cambio epistémico donde adquieran protagonismo áreas del conocimiento que han sido infravaloradas pero que son fundamentales, como son las HACS (Humanidades, Artes, Ciencias de la Comunicación y Ciencias Sociales), así como también la creación artística, desde el reconocimiento de sus aportes, y atendiendo la necesidad de fomentar su desarrollo de manera sustantiva y transversal.
En 2017, frente al creciente descontento de los investigadores en las universidades chilenas por la situación en la que se encontraban las artes y las humanidades en el país, se fundó formalmente la Asociación de Investigadores en Artes y Humanidades, organización de la sociedad civil sin fines de lucro que participó activamente en la discusión de la ley que finalmente creó el Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, lo que permitió que estas áreas fueran consideradas explícitamente en la institucionalidad y también abrió el debate sobre la necesidad de reflexionar respecto al rol de ellas en la sociedad que queremos construir (Gainza & Ayala Munita, 2020). En este marco, revisaremos a continuación algunas situaciones relevantes desde 2018 hasta la actualidad, como cambios recientes en las políticas públicas, las desigualdades de género existentes y los desafíos actuales de las políticas universitarias, para entender el rol que juegan las artes y las humanidades en la educación y la investigación en Chile.