Caída en cobertura Prekínder: una señal que no podemos ignorar
“Los segundos mil días importan tanto como los primeros. Si no actuamos ahora, estaremos hipotecando desarrollo, equidad y bienestar”.
Marigen Narea
Investigadora del Centro de Justicia Educacional y académica Escuela de Psicología UC
Chile ha hecho avances importantes en el acceso a la educación inicial. Sin embargo, la cobertura en el nivel de Prekínder —una etapa crítica para el desarrollo infantil— ha caído de forma preocupante: del 93,4% en 2019 al 82,1% en 2024, según cifras oficiales. Este retroceso, particularmente tras la pandemia, requiere atención urgente. En kínder, la caída fue más moderada (de 93,2% a 91,8%), pero no por ello menos relevante.
¿Importa realmente esta baja? La respuesta, respaldada por la mejor evidencia científica disponible, es un rotundo sí.
Un reciente artículo publicado en The Lancet (noviembre 2024) resalta la importancia de lo que llama los “segundos mil días”, es decir, el período entre los 2 y 5 años de edad. Esta etapa marca una ventana de oportunidad única para consolidar aprendizajes, fortalecer vínculos afectivos, y prevenir desigualdades que ya comienzan a asentarse. Los niños que acceden a programas de educación y cuidado temprano de calidad tienen un desarrollo hasta dos años adelantado respecto de sus pares que no acceden a estos servicios.
Más aún, el estudio estima que solo un cuarto de los niños en países de ingresos medios accede a un cuidado mínimamente adecuado en esta etapa. Y entre los factores protectores más determinantes —más que el ingreso familiar— destaca la participación en programas de educación preescolar de calidad, con materiales adecuados, educadores bien formados y un ambiente estimulante.
Frente a esto, Chile tiene dos caminos: lamentar la caída en cobertura o actuar para revertirla. ¿Qué podemos hacer?
1. Eliminar barreras de acceso: muchas familias han dejado de matricular a sus hijos por razones logísticas o por falta de información. Se necesitan campañas públicas de revaloración del Prekínder como derecho y oportunidad.
2. Fortalecer la calidad: no basta con ampliar cobertura. Como advierte The Lancet, la baja calidad puede incluso anular los beneficios esperados. Esto implica invertir en formación y bienestar de educadoras, además de contar con un sistema de monitoreo de la asistencia y participación de la educación preescolar.
3. Apoyar a las familias: programas de acompañamiento parental, salud mental y crianza positiva han demostrado reforzar los aprendizajes escolares, especialmente cuando se integran con jardines infantiles.
4. Priorizar a los más vulnerables: los efectos positivos de la educación inicial son aún mayores en niños de contextos desfavorecidos. Revertir la caída en la matrícula entre los niños más pobres debe ser una prioridad.
Chile no puede seguir perdiendo cobertura en un nivel que está directamente relacionado con el futuro del país. Los segundos mil días importan tanto como los primeros. Si no actuamos ahora, estaremos hipotecando desarrollo, equidad y bienestar.
Columna publicada originalmente en La Segunda, 25 de mayo 2025.




